Por Walter Martello
Invitado en Palabras del Derecho
La reciente aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto de ley para la prevención de la ludopatía y regulación de juegos de azar y apuestas en línea marca un momento histórico en la lucha por la salud mental y el bienestar de los argentinos. Esta normativa no solo reconoce la gravedad del problema, sino que también propone soluciones concretas para abordarlo, protegiendo especialmente a las nuevas generaciones.
Uno de los aspectos más destacados del proyecto es la prohibición de acceso a menores de edad a estas plataformas, con el uso de verificación biométrica para garantizar el cumplimiento. Esto representa un gran avance en la protección de los jóvenes, quienes son los más vulnerables ante estrategias de marketing agresivas que promueven el juego como una forma de entretenimiento sin riesgos.
La regulación de la publicidad es otro pilar fundamental. Prohibir los bonos de bienvenida, el auspicio de eventos deportivos y la promoción en redes sociales pone un freno al bombardeo constante de mensajes que naturalizan el juego online. Esto refuerza el mensaje de que la ludopatía es un problema de salud pública y no un simple tema de consumo.
Además, la creación del Registro Nacional de Autoexclusión (ReNA) ofrece una herramienta concreta para quienes buscan alejarse del juego compulsivo, mientras que el bloqueo de plataformas ilegales refuerza la lucha contra el juego clandestino, que opera sin controles ni límites.
La inclusión de contenidos educativos en las escuelas y la capacitación docente demuestra una visión integral del problema. Concientizar desde edades tempranas sobre los riesgos del juego no solo es una medida preventiva, sino una inversión en el futuro de nuestros jóvenes.
Asimismo, la normativa limita los medios de pago, prohibiendo el uso de tarjetas de crédito y cuentas asociadas a programas sociales, cerrando las puertas a un endeudamiento insostenible que agrava la situación de las personas más vulnerables.
Sin embargo, no debemos olvidar que este es solo el primer paso. La ley ahora pasa al Senado, donde deberá ser aprobada para convertirse en realidad. Ante un fenómeno que afecta cada vez más a los jóvenes, el Senado tiene la responsabilidad de priorizar la salud y el bienestar de los ciudadanos sobre cualquier interés económico.
La aprobación de esta ley no solo significa regular una actividad que hasta ahora ha operado con escasos controles, sino también enviar un mensaje claro: la salud mental y la protección de las nuevas generaciones están por encima de cualquier negocio. Es un avance que merece celebrarse, pero también un recordatorio de que la lucha contra la ludopatía recién comienza.
(*) Defensor del Pueblo Adjunto de la Provincia de Buenos Aires.