El 4 de mayo de 1888 en la ciudad de La Plata, se inauguró la actual sede de la Cámara de Diputados de la Provincia, frente a la Plaza San Martín.
Por Jimena M. Chabrux (*)
Hoy que vivimos una crisis sanitaria de escala global sin precedentes, resulta elemental que el poder legislativo continúe funcionando para mantener operativas las actividades que hacen a la dinámica de las funciones de gobierno, siendo el legislativo de especial valor. El art. 3 del reglamento interno de la casa de los y las bonaerenses, no permite que los Diputados y las Diputadas constituyan Cámara fuera de su sala de sesiones, “salvo casos de causas graves o insalvables que le impidan reunirse en ella”. Y vaya si estamos frente a tal circunstancia excepcional: así, a una situación absolutamente extraordinaria, le correspondió pensar soluciones excepcionales, lográndose consensuar el año pasado a poco más de un mes del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el presidente Fernández mediante Decreto 297/20; la puesta en marcha de sesiones remotas de carácter mixtas en la Legislatura Provincial. Estas sesiones se realizan con la presencia de los presidentes de bloque en el recinto y el resto de los legisladores de manera virtual.
Dicha solución transitoria fue de vital importancia puesto que al poder legislativo le corresponde la sanción de las normas necesarias para hacer frente a una situación de emergencia como la que vivimos. El debate y el consenso es sano para una democracia que se puede dañar si naturalizamos la práctica de gobernar mediante decretos, siendo el rol del poder legislativo, como su nombre lo indica; legislar: esto significa el intercambio y diálogo entre los actores que representan a todo el pueblo de la Provincia. A través de estas sesiones remotas, se aprobaron distintos proyectos de ley elaborados por Diputados y Diputadas de los diversos bloques, que permitieron plasmar en herramientas concretas su creatividad política llevando respuestas a los bonaerenses.
Como toda solución transitoria, vale resaltar que el debate presencial es mucho más plural, sólido y enriquecedor; en este marco es viable y necesario pensar la vuelta a la presencialidad ya sea aprovechando la innovación científica que facilitan los instrumentos que permiten obtener un resultado rápido y eficaz con un test que detecte Covid-19, o bien utilizando tantos espacios abiertos y públicos que nos ofrece nuestra hermosa ciudad capital de la Provincia: la actividad parlamentaria reviste un carácter esencial, siendo de las expresiones democráticas que caracterizan al Estado de Derecho.
El coronavirus nos compele a repensar y debatir no solo la coyuntura imperante, sino también la pospandemia: cómo pensar la sociedad de aquí en más, cómo salir de la crisis, qué Estado necesitamos para ello, cómo atender la salud mental, e infinitos interrogantes y secuelas que no podemos prever hoy, pero que, sin dudas, nos dejará el paso de este virus por nuestro país.
El Palacio Legislativo representa en sí mismo y en su interacción, la voz de los ciudadanos que equivale a la voz pública de las democracias. Significa equilibrio, fortaleza y representatividad plural, la oportunidad de poner en juego la diversidad de opiniones y encontrar alternativas para alcanzar consensos: frente a nuevos escenarios políticos, económicos, sociales y éticos; esta crisis bien podría ser la oportunidad para discutir soluciones más globales en términos de políticas públicas buscando, aún en las diferencias, nuestras coincidencias.
(*) Asesora parlamentaria HCD.